La Carta Veinte | La Carta Veinte | 9
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LA DÉCIMA PRIMERA FRASE:


         

“Y en Él todas las cosas culminan”.

Es decir, los seres humanos son enviados a este  mundo,  que  es  el  terreno  de  pruebas  y exámenes, con las tareas importantes de negociar y actuar como oficiales. Cuando han terminado de negociar, de cumplir con sus tareas y de completar su servicio, volverán a encontrarse con Allah, el Maestro  Generoso  y  Creador  Glorioso,  que  los envió  en  primer  lugar.  Al  dejar  esta  morada efímera,  ellos  serán  honrados  y  elevados  a  la grandiosa presencia de la morada permanente. Eso significa que luego de haber sido librado de la turbulencia de las causas y de los oscuros velos de los  intermediarios,  ellos  se  encontrarán  con  su Creador,  el  Único  merecedor  de  adoración,  el Sustentador,  el  Señor  y  Dueño,  y  Lo  conocerá directamente. Así, esta frase proclama la siguiente buena noticia, que es más grande que todas las demás:

“¡Oh,  ser  humano!  ¿Sabes  a  dónde  estás yendo  y  hacia  dónde  estás  siendo  empujado?

Como dice al final de la Palabra Número Treinta y Tres, mil años de una vida feliz en este mundo no se comparan con una hora de la vida en el Paraíso. Y mil años de vida en el Paraíso no se comparan con una hora de contemplar la belleza pura del Más Bello y Glorioso. Estarás a merced de Su Misericordia y en Su presencia.

“El encanto y la belleza presente de todas las criaturas de este mundo y de aquellos amores metafóricos con los que tú estás tan afectado y obsesionado y que tanto deseas, no son más que sombras de las manifestaciones de Su belleza y del encanto de Sus Nombres; y todo el Paraíso, con  todas  sus  sutiles  maravillas,  una  simple manifestación de Su Misericordia; y todo lo que es deseable, amable, encantador y cautivador, no es más que un  destello de amor del Eterno Amor Digno de Adoración. Y tú comparecerás ante Su presencia. Eres convocado al Paraíso, que es un lugar de festín eterno. Por eso, no debes entrar a la tumba llorando, sino con una sonrisa expectante”.

La  frase  anuncia  esta  otra  buena  noticia: “¡Oh, ser humano! No te inquietes al imaginar que vas hacia la extinción, la inexistencia, la nada, la oscuridad,   el    olvido,   la   decadencia,   y    la disolución, y que te ahogarás en la multiplicidad.

No irás a la extinción, sino a la permanencia. No

serás arrojado a la inexistencia, sino a la existencia eterna. No entrarás a la oscuridad, sino al mundo de  la  luz.  Y  estarás  retornando  a  tu  verdadero dueño,  al  asiento  del  Monarca  Eterno.  No  te ahogarás en la multiplicidad, sino que reposarás en el ámbito de la Unidad. No estás destinado a la separación, sino a la unión”.

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