LA DÉCIMA PRIMERA FRASE:
“Y en Él todas las cosas culminan”.
Es decir, los seres humanos son enviados a este mundo, que es el terreno de pruebas y exámenes, con las tareas importantes de negociar y actuar como oficiales. Cuando han terminado de negociar, de cumplir con sus tareas y de completar su servicio, volverán a encontrarse con Allah, el Maestro Generoso y Creador Glorioso, que los envió en primer lugar. Al dejar esta morada efímera, ellos serán honrados y elevados a la grandiosa presencia de la morada permanente. Eso significa que luego de haber sido librado de la turbulencia de las causas y de los oscuros velos de los intermediarios, ellos se encontrarán con su Creador, el Único merecedor de adoración, el Sustentador, el Señor y Dueño, y Lo conocerá directamente. Así, esta frase proclama la siguiente buena noticia, que es más grande que todas las demás:
“¡Oh, ser humano! ¿Sabes a dónde estás yendo y hacia dónde estás siendo empujado?
Como dice al final de la Palabra Número Treinta y Tres, mil años de una vida feliz en este mundo no se comparan con una hora de la vida en el Paraíso. Y mil años de vida en el Paraíso no se comparan con una hora de contemplar la belleza pura del Más Bello y Glorioso. Estarás a merced de Su Misericordia y en Su presencia.
“El encanto y la belleza presente de todas las criaturas de este mundo y de aquellos amores metafóricos con los que tú estás tan afectado y obsesionado y que tanto deseas, no son más que sombras de las manifestaciones de Su belleza y del encanto de Sus Nombres; y todo el Paraíso, con todas sus sutiles maravillas, una simple manifestación de Su Misericordia; y todo lo que es deseable, amable, encantador y cautivador, no es más que un destello de amor del Eterno Amor Digno de Adoración. Y tú comparecerás ante Su presencia. Eres convocado al Paraíso, que es un lugar de festín eterno. Por eso, no debes entrar a la tumba llorando, sino con una sonrisa expectante”.
La frase anuncia esta otra buena noticia: “¡Oh, ser humano! No te inquietes al imaginar que vas hacia la extinción, la inexistencia, la nada, la oscuridad, el olvido, la decadencia, y la disolución, y que te ahogarás en la multiplicidad.
No irás a la extinción, sino a la permanencia. No
serás arrojado a la inexistencia, sino a la existencia eterna. No entrarás a la oscuridad, sino al mundo de la luz. Y estarás retornando a tu verdadero dueño, al asiento del Monarca Eterno. No te ahogarás en la multiplicidad, sino que reposarás en el ámbito de la Unidad. No estás destinado a la separación, sino a la unión”.