Luz Para Los Enfermos | DESTELLO VEINTICINCO LUZ PARA LOS ENFERMOS | 15
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Afortunado   es   aquel   que   complace   el corazón de su padre y su madre en los tiempos de enfermedad  y  recibe  sus   oraciones.  Es  más, también     los     ángeles     aplauden     y     dicen: "Ma'shallah! Barekallah!" cuando ven las leales actitudes  de  los  hijos,  quienes  en  tiempo  de enfermedad muestran compasión por sus padres – siendo la demostración más valiosa de respeto de la vida en sociedad-,  con perfecta consideración y amabilidad, muestran el aspecto más sublime de la humanidad.

Sí, hay placeres en el tiempo de enfermedad que nacen de la amabilidad, compasión y la piedad de quienes los rodean, y hacen más placentero y agradable   todo,   aliviando   los   dolores   de   la enfermedad.

La  aceptación  de  las  oraciones  de  los enfermos  es  un  asunto  importante.  Durante  los últimos treinta o cuarenta años, oré para sanar de mi dolencia de lumbago. Sin embargo, comprendí que la enfermedad me había sido dada para orar. A   través   de   la   oración,   ésta   no   puede   ser eliminada, es decir, la oración no se puede quitar a sí misma. Entendí que los resultados de la oración pertenecían al Más Allá [1], y es en sí misma una clase   de   adoración,   porque   a   través   de   las enfermedades  uno  comprende  la  impotencia  y buscamos refugio en la Corte Divina.

Por lo tanto, aunque por treinta años ofrecí súplicas  para  ser  sanado  y  aparentemente  mis oraciones no fueron aceptadas, no he dejado de hacerlo. Porque la enfermedad es el tiempo de la súplica, curarse no es el resultado las súplicas. Si el Omnisciente y Compasivo nos da la salud, la da por Su abundante gracia.

Por   otra  parte,  si   las   súplicas  no   son aceptadas en la forma en que deseamos, no quiere decir   que   no   fueron   aceptadas.   El   Creador Omnisciente sabe más que nosotros, Él nos da lo que es beneficioso para nosotros. Pero a veces por nuestros  intereses,  dirige  nuestras  oraciones  de este mundo hacia el Más Allá y las acepta de esa forma. En cualquier caso, una súplica que se hace con sinceridad debido a una enfermedad y  que surge  de  la  debilidad,  impotencia,  humildad  y necesidad, es muy probable que sea aceptada. La enfermedad es el medio de súplica más sincero. Tanto los creyentes enfermos como quienes los cuidan  deben aprovechar los  beneficios de  esta súplica.



[1]  Sí, mientras ciertas enfermedades son la razón de la existencia de la súplica, si la súplica fuera la causa de la inexistencia de la enfermedad, la existencia de la súplica sería la causa de su propia inexistencia, y esto no podría ser

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