La Undécima Palabra | La Undécima Palabra | 5
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Entonces respondieron, diciendo: “¡Allah es Supremo!” ante la manifestación de la Belleza, Gloria, Perfección y Majestuosidad Divina en los reflejos de los seres, cambiantes en las caras del universo; ellos se agacharon reverenciando su impotencia, y postrando su humillación con amor y asombro.

 

Luego anunciando su pobreza y necesidad, respondieron con súplica al Posesor de la Riqueza Absoluta mostrando la abundancia de Su riqueza y la amplitud de Su misericordia, y declararon: “¡Solo de Ti imploramos ayuda!”

 

Entonces ellos respondieron con aprecio al Glorioso Hacedor que muestra las sutilezas y las maravillas de Su antiguo arte en la exhibición de las criaturas, exclamando:” ¡Qué maravillas ha hecho Allah!” Observándolas y aplaudiéndolas, ellos dijeron: “¡Qué bellamente han sido hechas! ¡Qué bendiciones ha ofrecido Allah!” Mostrando cada uno sabiduría, dijeron maravillados: “¡Ven! ¡Míralas! ¡Apresurando los rezos y la prosperidad!”

 

Y respondieron con sumisión y obediencia al Monarca de la proclamación de la Pre-Eternidad y Post-Eternidad de la Soberanía de su Dominación en cada esquina del universo y la manifestación de su Unidad. Declarando “¡Escuchamos y obedecemos!”, afirmaron Su Unidad.

 

Luego, ante la manifestación de la Divinidad del Señor de Todos los Mundos, ellos respondieron con adoración y humilde veneración, la cual consiste en proclamar su pobreza en la necesidad, y con los rezos prescritos, que son el resumen de la adoración. Entonces, a través de la realización de sus tareas variadas de adoración en la poderosa mezquita  conocida como la morada de este mundo, ellos llevaron a cabo las obligaciones y tareas de sus vidas, y asumieron ‘las mejores formas.’ Ascendieron al rango que está sobre todas las criaturas por el cual, a través del propicio de la creencia y garantía y ‘la Verdad’, llegaron a ser merecidamente Vicegerentes de Allah en la Tierra. Y tras este lugar de entrenamiento y examen, su Señor Munificente les invita a la eterna felicidad como recompensa por su creencia, y a la Morada de la Paz por abrazar Su religión, el Islam. Allí, les ofreció Sus generosidades Misericordiosas tan deslumbrantes que ningún ojo las ha visto, ni escuchado, ni han llegado al corazón de ningún hombre – y se las ofreció, y les dio eternidad y una vida infinita. Ya que los deseosos, amantes que contienen el reflejo de la belleza eterna y permanente que miran sobre ella no perecerán, sino que irán a la eternidad. Y entonces, el rango final de los estudiantes del Corán es éste. ¡Que Allah Omnipotente nos incluya entre ellos, Amén!

 

En cuanto al otro grupo, los pecadores y los malvados, que han entrado en el palacio de este mundo en la madurez, respondieron con incredulidad a todas las evidencias de la Divina Unidad, y con ingratitud hacia todas las generosidades, y acusando a todas las criaturas de no tener valor, les insultaron de una manera increíble. Y ya que rechazaron y negaron todas las manifestaciones de los Nombres Divinos, cometieron un gran crimen en un momento, y llegaron a merecerse el castigo eterno. De hecho, el capital de la vida y las facultades humanas fueron dados al hombre para las tareas mencionadas arriba.

 

¡Oh mi amigo necio y mi alma sin sentido! ¿Tú supones que la tarea de tu vida es perseguir la buena vida de acuerdo a los requisitos de la civilización, y, si excusas la expresión, gratificar los apetitos físicos? ¿Y supones que él único objetivo de los sentidos delicados y sutiles, las facultades sensitivas y los miembros, extremidades y sistemas bien

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