La Carta Veinte | La Carta Veinte | 3
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Primera Estación

Cada una de las once frases de la oración mencionada anteriormente que afirma la Unidad Divina contiene albricias. Y en las albricias de cada una radica una cura, y en cada cura se puede encontrar un placer espiritual.

LA PRIMERA FRASE:  

           

“No hay dios más que Allah”.

Esta frase contiene las siguientes albricias para el espíritu humano, sujeto a un sinnúmero de necesidades   y    a    los    innumerables   ataques enemigos. Por un lado, encuentra un lugar al que puede recurrir, una fuente de ayuda a través de la cual se abre la puerta al tesoro de la misericordia que garantizará todas sus  necesidades. Mientras que, por otro lado, encuentra un punto de apoyo y de fuerza, ya que la frase le hace conocer a su Creador  y  Único  Objeto  de  Adoración,  Quien posee un poder absoluto que lo protegerá del mal que  le  causen  sus  enemigos;  le  muestra  a  su Maestro y Su dueño. Habiendo señalado esto, la frase alivia al corazón de la total desolación y al espíritu del dolor de la tristeza, le garantiza alegría y felicidad eterna.

 

LA SEGUNDA FRASE:    

        

“Él es el Único”.

Esta frase anuncia las siguientes albricias, que  son  a  la  vez  una  cura  y  una  fuente  de felicidad:

El  corazón  y  el  espíritu  del  hombre, que están conectados a la mayoría de las criaturas del Universo y llegan a estar abrumados en la miseria y confusión por esta conexión, encuentran en la frase “Él es el Único” un refugio y una protección que los librará de toda confusión y desconcierto.

Es  decir,  es  como  si  la  frase  “Él  es  el Único”  le  estuviera  diciendo  al  ser  humano: “Allah es Uno Solo. No te agotes recurriendo a otras cosas; no te rebajes ni te sientas en deuda con   ellas;   no   las   halagues   ni   las   adules humillándote  a  ti  mismo;  no   las  sigas  para complicarte más; no les temas y sucumbas ante ellas porque el Monarca del Universo es Uno y Único, Él tiene la llave de todas las cosas, las riendas de todas las cosas están en Sus manos, todo   se   resuelve   bajo   Su   comando.   Si   Lo encuentras,  estarás   a   salvo   de   un   sinfín   de endeudamientos y de innumerables temores”.

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