Ramadán, Frugalidad y Agradecimiento | Sobre la frugalidad | 9
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no hay diferencia entre estos dos bocados, para el cuerpo son iguales. Después de pasar por la garganta ellos siguen siendo iguales para la nutrición del cuerpo. Por supuesto, cuarenta paras merecen el queso que a veces es más nutritivo. Solamente, con respecto a mimar el sentido del gusto en la boca, hay medio minuto de diferencia. Puedes ver desde aquí que no tiene sentido y que es una pérdida dañina incrementar el coste desde cuarenta para a diez kurush por el bien de miedo minuto.

 

Ahora, aunque el regalo llegado al jefe del palacio merece una lira, dar al guardián una propina nueve veces mayor de lo que él merece lo  hará corrupto. El declarará: “yo soy el jefe”, y permitirá entrar cualquier cosa que le dé a él mayor propina y mayor placer; él causará una revolución y una gran conflagración que estallará. Entonces él los obligará a gritar: “¡Oh! ¡Llama al doctor y hazle eliminar este fuego de mi estómago y bajar mi temperatura!”

 

Entonces, la frugalidad y la satisfacción están en conformidad con la Divina sabiduría; ellos tratan al sentido del gusto como a un guardián y le dan su remuneración de forma acorde. Para el derroche, ya que es actuar contra la sabiduría, rápidamente recibe su castigo, trastorna el estómago, y hace que el verdadero apetito se pierda. Produciendo desde una innecesaria variedad de comidas hasta un apetito falso y artificial, causa la indigestión y la enfermedad.

 

1.      Cuarenta para eran un kurush, y cien kurush una lira. (Tr.)

 

v TERCER PUNTO

 

Dijimos en el Segundo Punto que el sentido del gusto es un guardián, y en efecto, por la inconsciencia y por aquellos que no han progresado espiritualmente ni avanzado en el camino del agradecimiento, esto es como guardián. El derroche no debería ser complacido ni el precio del sentido del gusto alcanzar uno de diez por el bien de complacer.

 

De todas formas, el sentido del gusto de aquellos que están en el camino del agradecimiento, aquellos que buscan la realidad, y aquellos que se aproximan a ella con sus corazones es como un supervisor e inspector en las cocinas del Divino piadoso –como es explicada en la comparación en la Sexta Palabra. Su tarea es reconocer y sopesar las variedades de las generosidades divinas en las más pequeñas escalas presentes en ello con el número de comidas, y enviar al cuerpo y al estómago noticias de la comida en forma de gracias. En cuanto a esto el sentido del gusto no sólo mira al estómago psíquico, prefiere, mirar al corazón, espíritu y mente, que tienen una posición e importancia superior al estómago. A la condición de que no sea derroche o extravagancia, y sea simplemente realizar su deber de agradecer, reconocer y percibir las variedades de la generosidad Divina, y a condición de que sea lícito y no nos lleve a la degradación y a la mendicidad, puede seguir su placer. De hecho, las comidas deliciosas son preferidas por la lengua que lleva el sentido del gusto en agradecimiento. Lo siguiente es un ejemplo del magnífico trabajo de Shaykh Geylani el cual alude a esta verdad:

 

Una vez, siendo instruido por Ghawth al-A’zam, Shaykh Geylani (sea su misterio santificado) fue el único hijo de un anciano y una ansiosa mujer. Esta estimada mujer se había ido a llamar a su hijo y vio que éste no tenía nada que comer más que

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