¡Oh alma maligna mía!, el primer hombre representa a un incrédulo, o alguien perverso y despreocupado. Para él el mundo es una casa de luto universal. Toda criatura viva es como un huérfano que llora ante la muerte y la separación. Los hombres y los animales están solos y sin lazos siendo destrozados por las garras de la hora designada. Las grandes creaciones como las montañas y los océanos son como cadáveres horrendos, sin vida. Muchas ilusiones penosas, aplastantes, aterradoras como éstas pueden provenir de su incredulidad y extravío, y le atormentan.
En cuanto al segundo hombre, él es un creyente. Reconoce y afirma a Allah Todo Poderoso. Para él este mundo es una morada donde el Nombre del Todo Misericordioso Allah es constantemente recitado, un lugar de instrucción para el hombre y los animales, y un campo de examen para el hombre y el genio. Todas las muertes de animales y hombres son una desmovilización. Aquellos que han completado su misión y partieron de este mundo transitorio a otro, felices y sin preocupaciones, un mundo que debe estar hecho para nuevos oficiales que vienen y trabajan. El nacimiento de todos los animales y gente es su alistamiento en el ejército, que son tomados bajo las armas, y comienzan sus tareas. Cada criatura es un soldado regular alegre, un oficial honesto y contento. Y todas las voces, la una o la otra de glorificación a Allah y la recitación de Sus Nombres al principio de sus tareas, y las gracias y alegres por el cese del trabajo, o las canciones que se levantan por su alegría trabajando. Para el creyente, todos los seres son criados y oficiales amistosos, y libros agradables de su Señor más Generoso y Dueño Todo Clemente. Muchas verdades sutiles, exaltadas, agradables, y dulces como éstas se hacen manifiestas y aparecen desde su creencia.
Entonces, la creencia aguanta la semilla de lo que es en efecto un Árbol de Tuba del Paraíso, mientras la incredulidad oculta la semilla de un Árbol Zakkum del Infierno.
Esto significa que la seguridad y la estabilidad están sólo para ser encontradas en el Islam y la fe. En cuyo caso, deberíamos decir continuamente,
“Las alabanzas sean a Allah para la religión del Islam y la creencia perfecta.”
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