[Una palmada para el descuidado y una lección de advertencia]
¡Oh alma mía desgraciada hundida en el descuido, que ve esta vida como un dulce, has olvidado el Más Allá y buscas sólo este mundo! ¿Sabes a qué te pareces? ¡A un avestruz! Ella ve al cazador, pero no puede volar, mete la cabeza en la arena para que no la vea el cazador. Su cuerpo enorme está fuera y el cazador la ve. Sólo, tiene los ojos cerrados en la arena y no lo ve. ¡Oh alma maligna mía, considera la siguiente comparación y obsérvala!
Restringir la vista a este mundo transforma un gran placer en un dolor penoso. Por ejemplo, hay dos hombres en este pueblo, es decir en Barla. El noventa y nueve por ciento de sus amigos se ha ido a Estambul, donde viven bien. Sólo uno ha permanecido aquí, y él también se irá allí. Por eso, ese hombre quiere Estambul, piensa en ello; él quiere ir junto a sus amigos. Cuando le dicen de ir allí, él se ilusiona y se va felizmente.
En cuanto al segundo hombre, el noventa y nueve por ciento de sus amigos se ha marchado de aquí. Pero unos se han arruinado y otros se han establecido en lugares donde ni ven, ni son vistos. Él imagina que ellos se han marchado y han caido en la miseria completa. Este hombre desgraciado se hace amistoso con un invitado en lugar de todos ellos y quiere encontrar el consuelo. A través de él quiere olvidar el dolor penoso de la separación.
¡Oh alma maligna! Antes de todo, El Más Querido de Allah y todos tus amigos, están más allá de la tumba. Y el uno o los dos que permanecen aquí también se marchan allí. Así que no tengas miedo de la muerte, ansía la tumba, y no apartes tu cabeza. Valientemente mira la tumba, y escucha lo que pide. Ríete en la cara de la muerte como un hombre y ve lo que quiere. Ten precaución, no estés descuidado y parécete al segundo hombre.
¡Oh alma mía! No digas, “los tiempos han cambiado, esta época es diferente, todos están sumergidos en este mundo y adoran esta vida. Todos están borrachos de lucha por el sustento”. Ya que la muerte no cambia. La separación no se transforma en la permanencia y no se hace diferente. La impotencia del hombre y la pobreza no cambian, sino que aumentan. El viaje del hombre no se acorta, se hace más rápido.
Y no digas, “Soy como cualquier otro”. Ya que sólo te ofrecen amistad hasta la tumba y el consuelo de estar junto a todos los demás en el desastre no tiene ningún significado más allá de la tumba.
Y no supongas que eres libre e independiente. Ya que si miras esta pensión del mundo con el ojo de la sabiduría, verás que nada en absoluto carece de orden ni de objetivo. ¿Cómo puedes permanecer fuera de el orden y no tener objetivo? Los acontecimientos en el universo como los terremotos no son juegos de la posibilidad. Por ejemplo, mientras que ves que las camisas están sumamente bien ordenadas y sutilmente bordadas, unas sobre otras y unas dentro de otras como el vestido de la tierra de las especies de animales y plantas, son embellecidas y adornadas de arriba a abajo con objetivos y casos de la sabiduría, y también sabes que la tierra gira y es girada como un Mevlevi extasiado en orden perfecto dentro de los objetivos más exaltados. ¿Cómo es entonces, como un ateo confeso, que supone los acontecimientos corrompidos por la muerte de la tierra, como el terremoto, el cual se parece a una sacudida de la tierra sobre sí misma, a ciertas formas de descuido de que desaprueba la humanidad y sobre todo de los creyentes, sin tener objetivo y sin ser resultado de la posibilidad? ¿Cómo es que ellos muestran las pérdidas penosas de todos aquellos golpeados por no tener recompensa y no haber ido sin motivo ni haberlos echado en una desesperación temible? Cometen un gran error y perpetran una gran opresión.
En efecto, tales acontecimientos ocurren por la orden del Todo Sabio y del Todo Compasivo, a fin de transformar la propiedad pasajera de los creyentes en el equivalente a limosna y hacerla permanente. Y son la expiación para los pecados que provienen de la ingratitud a las generosidades.
Como un día vendrá cuando esta tierra sea juzgada y verá los actos del hombre, que son el adorno de su cara, ser corrompido por la atribución de los compañeros y no ser la causa de las gracias y los encontrará horribles. A la orden del Creador, les limpiará la cara entera y lo dejará limpios con un gran terremoto. A la orden de Allah, tirará aquellos que atribuyen a Allah compañeros en el Infierno y se lo dicen a aquellos que ofrecen gracias, “¡Ven y entra en el Paraíso!”.
[1] Corán 3:185