La Vigésimotercera Palabra | Capítulo Segundo | 16
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Después, sopesar con las escalas de la mente, las joyas de los Nombres Divinos que cada uno tiene como un tesoro inerte escondido, y  apreciarlos con admiración valorándolos con el corazón.

Después, estudiar las páginas de la existencia, que significan la carta manuscrita por la pluma del  Poder Divino, y  las páginas de la tierra y del cielo, y  reflexionar esta  maravilla.

Después, contemplando admirablemente los adornos y las artes sutiles de la existencia,  sentir el amor por el conocimiento del Todo Creador Hermoso y  anhelar la ascensión a la presencia de Su Hacedor Todo Perfecto y recibir su alabanza.

Segundo aspecto: Es el estado de presencia y dirección que, del arte pasa al  Hacedor y  ve que Un Hacedor Todo Hermoso quiere  darse a conocer e informarse a Si Mismo a través de los milagros de sus artes propias. Y él contesta con la fe y el conocimiento.

Después ve que: Un Sostenedor Todo Compasivo quiere hacerse amar a Si Mismo con las frutas sutiles de Su misericordia. El también, se hace querer confiando en su propio amor y adoración.

Después ve que: Un Benefactor Todo Genero-so le domina con deliciosos favores materiales y espirituales, y él, a cambio de esto Le da las gracias, con sus actos, su conducta, su palabra, y si pudiese, con todos sus órganos y facultades.

Después ve que: Un Todo Hermoso y Glorioso anuncia Su tremendo perfección y Su gloria y Su belleza en los espejos de esta existencia y atrae sus miradas atentas. Entonces, dice a cambio: “Allah es supremo. Qué la gloria sea a Allah.” y con humil-dad se postra ante Él con amor y maravilla.

Después ve que: Un Poseedor de riqueza absoluta está mostrando su ilimitada riqueza y tesoro con una generosidad absoluta. El hombre, a cambio, exaltándole y rezándole, ruega y pide  expresando su deseo total.

Después ve que: Este Creador Todo Glorioso ha hecho la faz de la tierra como una exhibición. Demuestra  todas sus artes finas allí. Y él, a cambio, diciendo “¡Qué maravilla Allah ha deseado!” con aprecio, diciendo, “¡Qué bendiciones Allah ha ofrecido!” con admiración, diciendo, “¡Qué la gloria sea a Allah!” con maravilla, diciendo, “Allah  es supremo.” con asombro, responde.

Después ve que: Un Único de Unidad, en este palacio del Universo, pega sellos de Unidad encima de todas las existencias con Su inimitable firma y con Sus sellos, con Sus signos especiales a Él, con Sus declaraciones. Y está incrustando los testimonios de la Unidad. Y está planteando la bandera de la Unidad en cada región del mundo. Y, proclama Su Dominio. Y él, a cambio, responde con la aceptación, con la fe, con la unidad, con la adoración, con la afirmación y con el servicio.

Así, por la adoración y contemplación de estas clases, él se convierte en un hombre verdadero. Por la prosperidad de la fe puede ser un Sultán confiable de la tierra, digno de consigna universal.

¡Eh hombre descuidado! Quien se ha creado en el modelo más excelente y quien está descendiendo hasta la escala más baja por su mala preferencia. Escúchame. Yo también como tú, con la embriaguez de la juventud, el descuido viendo un mundo hermoso y bonito, cuando me desperté de la embriaguez de la juventud en la mañana de la ancianidad vi que, qué fea era la cara de este mundo que no se relaciona con el otro, pensaba que era bonita, y qué bella era la cara verdadera relacionada con el otro mundo. Tú también mira los dos “carteles” en el Segundo Estado de La Decimoséptima Palabra, y lo verás tú también.

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