Hay una gran diferencia entre frugalidad y tacañería. Como la humildad es una loable cualidad que parece superficial pero diferente a la mala calidad de servicio y la dignidad es una virtud alabable superficialmente similar pero diferente a la mala cualidad de la altivez, pero demasiada frugalidad, la cual era una de las más elevadas cualidades del Profeta (al cual Allah bendiga y esté en paz) y por supuesto es una de las cosas en las cuales la Divina sabiduría depende del universo, no guarda relación con la tacañería, lo cual es una mezcla de vileza, avaricia, tacañería y gula. Hay simplemente una similitud superficial. El siguiente es un suceso que corrobora este hecho:
Abdullah b. Umar, fue uno de los famosos Compañeros del Profeta conocido como ‘los siete Abdullahs’, fue el mejor y más importante de los hijos del Califa Umar, Faruq al-A’zam, y uno de los más distinguidos y sabios de los Compañeros. Un día mientras compraban en el mercado, para ser económicos y preservar la confidencialidad e integridad de la cual depende este comercio, él discutió acaloradamente algo sobre merecer unos cuantos kurush. Uno de los Compañeros lo vio, e imaginando al Ilustre Sucesor del Profeta en
El fue hacia Abdullah b. Umar y dijo: “¡Oh Imán! ¡Resuelve esta dificultad por mí! En el mercado tú hiciste eso, mientras que en tu casa tú hiciste esto”.
Abdullah le respondió diciendo: “En el mercado no fue tacañería, sino una conducta que provenía de la frugalidad; fue perfectamente razonable, para preservar la confidencialidad y honestidad, las cuales son la base y espíritu del comercio. Y la conducta en mi casa vino de la compasión de corazón y de la perfección del espíritu. Tampoco fue la primera tacañería ni la segunda inmoderación,
Aludiendo a esto, el Imán Abu Hanifa dijo: “No puede haber exceso de bien, sino que no hay bien en exceso”. Esto es como decir, sólo en los buenos trabajos y benevolentes no pueden excederse o malgastarse –en tanto que ellos son para el merecimiento, entonces también no hay bien del todo en el malgasto y la inmoderación.
v SÉPTIMO PUNTO
El exceso y el derroche conducen a la gula, y la gula tiene tres consecuencias: