Ramadán, Frugalidad y Agradecimiento | Sobre la frugalidad | 13
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Hay una gran diferencia entre frugalidad y tacañería. Como la humildad es una loable cualidad que parece superficial pero diferente a la mala calidad de servicio y la dignidad es una  virtud alabable superficialmente similar pero diferente a la mala cualidad de la altivez, pero demasiada frugalidad, la cual era una de las más elevadas cualidades del Profeta (al cual Allah bendiga y esté en paz) y por supuesto es una de las cosas en las cuales la Divina sabiduría depende del universo, no guarda relación con la tacañería, lo cual es una mezcla de vileza, avaricia, tacañería y gula. Hay simplemente una similitud superficial. El siguiente es un suceso que corrobora este hecho:

 

Abdullah b. Umar, fue uno de los famosos Compañeros del Profeta conocido como  ‘los siete Abdullahs’, fue el mejor y más importante de los hijos del Califa Umar, Faruq al-A’zam, y uno de los más distinguidos y sabios de los Compañeros. Un día mientras compraban en el mercado, para ser económicos y preservar la confidencialidad e integridad de la cual depende este comercio, él discutió acaloradamente algo sobre merecer unos cuantos kurush. Uno de los Compañeros lo vio, e imaginando al Ilustre Sucesor del Profeta en la Tierra, al hijo del Califa Umar discutiendo sobre unos pocos kurush como si fuera una extraordinaria tacañería, lo siguió para entender su conducta. Lo próximo que él vio fue que Abdullah estaba entrando en su bendita casa y se encontró con un hombre pobre en la puerta. El habló con él un poco y el hombre se fue. Después fue a la segunda puerta de la casa y vio otro hombre pobre habló con él un poco también y el hombre se fue. El Compañero que estaba mirando desde la distancia, sentía curiosidad. Fue y le preguntó al hombre pobre: “Abdullah se paró un poco contigo. ¿Qué hizo?” cada uno de ellos respondió: “Me dio una pieza de oro” “¡Gloria a Allah!” exclamó el Compañero, y pensó para sí mismo: “¿Cómo es que él discutió por unos pocos kurush en el mercado, pero luego es completamente feliz en dar dos cientos kurush en su casa sin que nadie lo sepa?”.

 

El fue hacia Abdullah b. Umar y dijo: “¡Oh Imán! ¡Resuelve esta dificultad por mí! En el mercado tú hiciste eso, mientras que en tu casa tú hiciste esto”.

 

Abdullah le respondió diciendo: “En el mercado no fue tacañería, sino una conducta que provenía de la frugalidad; fue perfectamente razonable, para preservar la confidencialidad y honestidad, las cuales son la base y espíritu del comercio. Y la conducta en mi casa vino de la compasión de corazón y de la perfección del espíritu. Tampoco fue la primera tacañería ni la segunda inmoderación,

 

Aludiendo a esto, el Imán Abu Hanifa dijo: “No puede haber exceso de bien, sino que no hay bien en exceso”. Esto es como decir, sólo en los buenos trabajos y benevolentes no pueden excederse o malgastarse –en tanto que ellos son para el merecimiento, entonces también no hay bien del todo en el malgasto y la inmoderación.

 

v SÉPTIMO PUNTO

 

El exceso y el derroche conducen a la gula, y la gula tiene tres consecuencias:

 

La Primera es insatisfacción. La insatisfacción destruye el esfuerzo y el entusiasmo por el trabajo, y hace a la persona insatisfecha quejarse por tener que dar gracias, y le hace vago. Tales personas abandonan las posesiones las cuales sólo unas pocas son lícitas9, y busca posesiones que son ilícitas y libres de problemas. Y sacrifica su propio respeto en el camino, incluso su honor.

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