¡Oh alma caprichosa! Mira a la cara de la verdad a través del telescopio de esta parábola. En cuanto al sultán, él es el Sultán de la Pre-eternidad y de la Post-eternidad, tu Señor y Creador. Y las fincas, maquinaria, herramientas y las posesiones de este mundo son tus sentidos externos e internos como cosas mundanas dentro de la semiesfera de tu vida, y dentro de ello está tu cuerpo, espíritu y corazón, y dentro de ellos el ojo y la lengua, la inteligencia y la imaginación.
El teniente más noble es el Noble Mensajero de Allah; y el más sabio decreto es el Sabio Corán, que describe el gran comercio que mencionamos en esta aleya:
En lo referente al campo de batalla es la tempestuosa superficie del mundo, que cambia incesantemente, se disuelve y se reforma y causa a cada hombre pensar: “Todo abandonará nuestras manos, perecerá y se perderá, ¿no hay manera de que podamos transformarlo en algo eterno y preservarlo?”
Mientras concentrado en estos pensamientos, de repente escucha la voz celestial del Corán diciendo: “Por supuesto que hay, una forma bella y fácil que contiene cinco ganancias.”
La pregunta: ¿Cuál es esa forma?
La respuesta: Vender lo que se nos ha confiado a su verdadero dueño. Tal venta proporcionará cinco ganancias.
Primera Ganancia: La propiedad transitoria se convierte en perdurable. Porque esta vida limitada, que es otorgada generosamente al Señor de la Gloria Eterna y Subsistente Por Sí Mismo, y gastada por su bien, será transmutada en eternidad. Cederá frutas eternas. Entonces los momentos de la vida desaparecerán y se pudrirán como granos y semillas aparentemente. Pero entonces las flores de la felicidad y de la promesa se abrirán y florecerán en el reino de eternidad, y cada una también presentará un aspecto luminoso y alentador en el Reino Intermedio.
Segunda Ganancia: Se da a cambio un precio tan alto como el Paraíso.
Tercera Ganancia: El valor de cada miembro y de cada sentido se eleva mil veces. La inteligencia es, por ejemplo, como una herramienta. Si no la vendes a Allah Todo Poderoso, si no la empleas por el bien del alma, se volverá un instrumento nefasto, incapaz y debilitado que cargará tu persona débil con todas las penas tristes del pasado y los miedos terroríficos del futuro; descenderá al rango de un instrumento destructivo. Es por ésta razón que un hombre pecador caerá frecuentemente en la embriaguez y el placer frívolo para escapar de las vejaciones e injurias de su mente. Pero si tú vendes tu inteligencia a su Verdadero Propietario y la empleas en Su Nombre, entonces la mente se convertirá en una llave para un enigma, destapando los tesoros infinitos de la Compasión y las bóvedas de sabiduría que la creación contiene.
El ojo, por ejemplo, es uno de los sentidos a través del cual el alma ve el mundo. Si no lo vendes a Allah Todo Poderoso, sino que lo empleas en nombre del alma maligna, contemplando las escenas bellas pero pasajeras, transitorias y, te hundirás al nivel de un sirviente de alma lujuriosa y sensual. Pero si vendes tu ojo a su Hacedor, lo empleas en Su Nombre dentro de los límites impuestos por Él, entonces tu ojo crecerá al rango de un lector del Libro Maravilloso, un testigo de los milagros del arte Dominante, una bendita abeja succionando flores de Misericordia en el jardín de este globo.
Otro ejemplo con la lengua y el sentido del gusto. Si no lo vendes al Sabio Creador, pero lo empleas en cambio en el nombre del alma maligna o por el bien del estómago, caerás como si fueras el portero del estómago y te rebajarás como un vigilante en su fábrica. Pero si lo vendes al Generoso Proveedor, el sentido del gusto contenido en la lengua se elevará al rango de un capataz experto en los tesoros de la Divina compasión, un maravilloso inspector de las cocinas del eterno poder de Allah.
[1] “Es cierto que Allah les ha comprado a los creyentes sus vidas y bienes a cambio del Paraíso..” Corán, 9:111.