Pequeñas Palabras | LA OCTAVA PALABRA | 2
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Entonces, a través de su carencia de pensamiento y estupidez, el hombre no entiende que esto no es un caso normal, esas cosas no pueden existir por casualidad, y que allí hay secretos misteriosos dentro de estas cosas interesantes. Y no comprendió que había alguien más poderoso dirigiéndolos.

Ahora, mientras que su corazón, espíritu y mente lloraban secretamente y gritando por esta penosa situación, su alma mal ordenada haciendo como si no pasara nada; tapó sus orejas al llanto de su corazón y espíritu y se engañó a sí mismo. Empezó a comer las frutas de los árboles como si estuviese en un huerto. Pero algunas de las frutas eran venenosas y dañinas. Allah  Todo Poderoso dice en un Divino Dicho   “Yo, Allah, soy tal como Mi siervo me imagina.” Entonces, a través de su estupidez y su carencia de entendimiento este infeliz hombre pensó que lo que veía era normal y verdad. Y así es como el camino le trató, le trata y le tratará. Él no podía morir, así que se salvaría de esto, ni vivir – así se atormentaba. Entonces, vamos a dejar a este hombre nefasto en su tormento y volvemos a lo que debemos entender la situación del otro hermano.

Esta afortunada e inteligente persona sigue su camino pero él no sufre ningún desastre como su hermano. Ya que debido a su buena moral, piensa en cosas buenas e imagina cosas buenas. Cada cosa es amistosa y familiar para él. Y no sufre ninguna dificultad o privación como su hermano, ya que él conoce el orden y lo sigue. Lo encuentra fácil. Es en su camino libre y en paz y seguridad. Entonces llegó a un huerto en el cual había flores y frutas buenas, y, que como no estaban cuidadas estaban sucias y podridas. Su hermano había entrado también en uno parecido pero él se había interesado y se preocupó de ver sólo las cosas sucias que revolvieron su estómago, tuvo que dejarlo e irse sin ser capaz de descansar. Pero este hombre actuó de acuerdo a la regla: “Mira lo bueno de las cosas,” y no le prestó atención a las cosas malas. Se benefició de las cosas buenas y tuvo un buen descanso y pudo seguir su camino.

      Más tarde, como el primer hermano entró en un gran desierto y repentinamente, escuchó el rugido de un león que le estaba atacando. Estaba asustado pero no tanto como su hermano. Ya que, a través de sus buenos pensamientos y actitud positiva, pensó para sí mismo: “Este desierto tiene un soberano y es posible que este león sea un sirviente a sus órdenes”, y encontró consolación. Pero aún así huyó hasta que se encontró con un pozo vació de sesenta metros de profundidad. Se arrojó dentro. Como su hermano, su manó chocó con el árbol a la mitad del camino y permaneció suspendido en el aire. Miró y vio los dos animales royendo las dos raíces del árbol. Miró arriba y vio al león y hacia abajo vio al dragón. Así como su hermano vio una situación muy extraña, estaba aterrorizado como él, pero su terror era mil veces menor que el de su hermano. Porque su buena moral le había dado buenos pensamientos y los buenos pensamientos le mostraron el lado bueno de todas las cosas. Entonces, por esto, pensó así:

“Estos hechos extraños tiene relación entre sí. Incluso parece que actúan de acuerdo a un orden. Entonces, estos asuntos contienen un misterio. Sí, ellos están bajo la orden de un soberano oculto. Por lo tanto, no estoy solo, el soberano oculto me está viendo, me está probando. Me está llevando hacia algún lugar con algún propósito e invitándome allí. Una curiosidad surgió de este miedo placentero y de estos agradables pensamientos me pregunto: ¿Quién es él que me está probando, quiere darse a conocer, y me está llevando con algún propósito por este raro camino?”.

Entonces, el amor del poseedor del misterio surgió del deseo de conocerle, y de este amor surgió el deseo de resolver el misterio. Y de este deseo surgió la necesidad de adquirir buenas cualidades con las cuales gratificar y dar placer al propietario del misterio.

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