La Vigésimotercera Palabra | Capítulo Primero | 4
(1-7)

pero en realidad son una gentileza de Allah. Además, verá la muerte como el principio de la vida eterna y la tumba, como la puerta de la eterna felicidad. Tú mismo puedes deducir aspectos adicionales aplicando la realidad al ejemplo.

 

 TERCER PUNTO: La fe es la luz y la fuerza también. Sí, el hombre que logra la fe verdadera puede desafiar al Universo y sortear las estrecheces de la vida, diciendo, “Ya me he encomendado a Allah”  navega con toda seguridad y paz en el barco de la vida entre las gigantescas olas de los sucesos. Deja toda tu carga a la poderosa mano de un Todo Poderoso, atraviesa la senda de la vida, descansa en la morada intermedia. Después podrás volar al Paraíso para entrar en la felicidad eterna. Pero, si el ser ignora encomendarse a Allah, las cargas del mundo no le permitirán volar sino que le hundirán hacia lo ínfimo de toda la escala.

La fe entonces, necesita afirmación de la Unidad Divina. La Unidad Divina implica sumisión. La Sumisión a Allah implica confianza en Allah y esta confianza nos guiará hasta la felicidad tanto en este mundo como en el otro.

Pero no lo mal entiendas. La confianza en Allah Altísimo no es rechazar las causas en su totalidad, sino conocer que las causas son los velos de la mano del poder divino y poder tener recursos en ellas. Aferrarse a ellas es considerar una forma efectiva de súplica, es observar  los efectos del Omnipotente Allah y reconocer que los resultados son sólo de Él, Alabado Sea, y también consiste en estar agradecido a Él.

 La comparación entre un hombre que se haya encomendado a Allah y otro que no, tiene esta historia como ejemplo:

Un cierto día dos hombres cargados con cosas pesadas sobre sus cabezas y espaldas compraron billetes  y subieron a bordo de un inmenso barco. Una vez a bordo, uno de ellos puso su carga sobre la cubierta y se sentó encima observando lo que llevaba. El otro, sin embargo, no dejo su carga por ser muy estúpido y orgulloso.

Se le dijo: “Pon lo que llevas en la cubierta y descansa”.

El respondió: “No, no la dejaré. Quizás, se pierda. Soy fuerte, la sujetaré encima de mi cabeza y mi espalda.”

Se le dijo de nuevo: “Este barco divino es seguro, es más fuerte que tú, nos protege muy bien. También, es posible que pierdas el conocimiento y caigas al mar con tu carga. Y perderás tu fuerza  paulatinamente, tu débil espalda y tu mermado cuerpo no podrán soportar por mucho tiempo la carga y se hará cada vez más pesada. Si te viera el capitán así, pensaría que estás loco y te echaría u ordenaría  que te encarcelaran, y pensaría, “Este hombre es un traidor que no confía en nuestro buque y se burla de nosotros”. Así serás el hazmerreir de todos, porque, para los que te observan, tú mismo te has hecho el hazmerreir a los ojos de la gente al manifestar tu soberbia, la cual de-muestra tu impotencia, y el actuar simulando de-muestra hipocresía y tu presunción, muestra tu debilidad.

Después de decirle que “Todo el mundo se ríe de ti”, el pobre hombre volvió en sí y puso su carga en la cubierta y se sentó encima y dijo “Oh, gracias, que Allah se complazca contigo, me he salvado de la fatiga, de la prisión y de la burla”.

Así, ¡eh hombre que no te encomendaste a Allah! Tú también, como este hombre, vuelve en ti, encomiéndate a Allah. Así  puedes salvarte de todo sobresalto ante cualquier suceso y de la hipocresía y de la burla, de la eterna desgracia y de las grandes molestias y contratiempos de la vida!

        CUARTO PUNTO: Ciertamente, la fe hace del hombre un verdadero ser humano; hace de él, aún más, un soberano. Por ello, su misión básica es la fe y la súplica. La incredulidad, lo convierte en un animal feroz muy incapaz.

sin sonido