Pequeñas Palabras | NOVENA PALABRA | 4
(1-6)

El tiempo de Maghrib en la puesta de sol hace recordar la desaparición y la triste despedida de las delicadas y lindas criaturas de los mundos del verano y el otoño al comienzo del invierno. También, a través de la muerte del hombre, hace recordar que él va a abandonar a todos los que quiere con una triste despedida y entra en la tumba. También, lleva a la mente a recordar que con la muerte de este mundo entre convulsiones de su angustiosa muerte, todos sus habitantes van a emigrar a otros mundos y la lámpara de este lugar de examen será apagada. Es el tiempo que da un severo aviso a aquellos quienes adoran a los transitorios, efímeros amados.

Así, a tal tiempo, para el rezo de Maghrib, el alma del hombre que por naturaleza es un reflejo deseoso de un Hermoso Eterno, vuelve su cara hacia el trono de poder absoluto del Imperecedero Eterno, el Señor Interminable Quien realiza estos fuertes trabajos, gira y transforma estos enormes mundos y declara Allah es Supremo’ sobre estos existentes transitorios, se retira de ellos. Atando sus manos al servicio de su Sultán y poniéndose en presencia del Señor Eterno dice ‘Todas las alabanzas sean a Allah’ alaba y enaltece Su intachable perfección, Su incomparable belleza, Su misericordia infinita, Y a través de declarar:

    [1] el proclama su adoración y busca la ayuda de Su Dominio sin asistencia, Su Divinidad sin par, Su Soberanía no compartida. Después, él se inclina  y declara junto con todo el universo su debilidad e impotencia, su pobreza y bajeza delante de la infinita majestad, poder sin límite, y poder absoluto del Señor Eterno, él dice:

   Toda Gloria a mi Poderoso Señory glorifica a su Sublime Señor, y prostrando la Belleza imperecedera de Su Esencia, Sus sagrados atributos, Su constante infinita perfección, abandonando todas las demás cosas fuera de Él, el hombre proclama su amor y adoración maravillosa y humildemente, él encuentra un Todo Clemente Eterno, y diciendo,

 Toda Gloria a mi Exaltado Señor, él declara a su Altísimo Señor ser libre de declinar y alabarlo sobre ninguna falta.

Después, él atestigua en la Unidad de Allah y es la misión del profeta Muhammed, sobre él sean la paz y las bendiciones. Él se sienta y ofrece benditos saludos y bendiciones a todas las criaturas como un regalo al Imperecedero Todo Bello, al Señor Todo Glorioso. Y, a través de saludar al Alabado Profeta, él renueva su fidelidad a Él y su obediencia a Sus órdenes. Para renovar e iluminar su fe, el observa el orden sabio en este palacio del Universo, y atestigua la Unidad del Todo Glorioso Hacedor. Y atestigua la Misión de Muhammed, sobre él sean la paz y las bendiciones,  quien es heraldo de la soberanía y Dominio de Allah, proclama aquellas cosas que Le complacen, e interpreta los signos y aleyas del libro del Universo. Realizar el rezo del Maghrib es eso. Entonces, ¿Cómo puede uno considerarse hombre si no entiende qué bueno y puro deber es el rezo en la puesta, qué alabado y complaciente es el acto de adoración, qué asunto más serio y qué conversación interminable y felicidad permanente es esta morada transitoria?

 

En la hora de Isha en la caída de la tarde, los últimos indicios del día permanentes en el horizonte desaparecen y el mundo de la noche envuelve el Universo. Como Un Todo Poderoso y Un Glorioso,
 El cambiador de la Noche y del Día, vuelve la página blanca del día a la página negra de la noche a través de poderosas propuestas Divinas, esto hace recordar las actividades Divinas de este Todo Sabio de la Perfección,  El Subyugador del Sol y de la Luna volviendo la página del verano con adornos verdes en la fría y blanca página del invierno. Y, con trabajos permanentes del difunto borrado de este mundo con el paso de tiempo, esto recuerda los actos Divinos de El Creador de la Vida y la Muerte en su paso a otro mundo completamente diferente. Es un tiempo que trae a la memoria las disposiciones de El Creador del Cielo y la Tierra y las manifestaciones de Su Belleza en la destrucción completa de este estrecho, breve y despreciable mundo, las agonías terribles de su fallecimiento, y un despliegue de la Palabra amplia, eterna, y majestuosa del Mundo del Más Allá. Y el Dueño del universo, su Distribuidor Verdadero, su Querido Verdadero y Objeto de la Adoración sólo puede ser El Que con facilidad convierte la noche en el día, el invierno en la primavera, y este mundo en el Más Allá como las páginas de un libro; Quién los escribe y los borra, y los cambia.



[1] 1 “A Ti te adoramos, sólo en Ti buscamos ayuda,” Corán, 1:5

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