Entonces, en el anochecer, el espíritu del hombre, que es infinitamente impotente y débil, e infinitamente pobre y necesitado, y sumergido en la infinita oscuridad del futuro, y sacudido por innumerables eventos, realiza el rezo de Isha, el cual tiene un significado: Como Abraham dice:
Y él también temporalmente olvida el mundo lo cual se esconde y que le ha olvidado a él, desahoga sus infortunios en el Tribunal de Piedad con su llanto del corazón, y por si acaso, antes de dormir - que se parece a la muerte - él realiza su último deber de adoración. Y a fin de cerrar favorablemente el registro diario de sus acciones, se eleva para rezar; o sea, se eleva para entrar en la presencia de un Querido Eterno y Adorado en el lugar de todos los mortales que él ama, de Un Todopoderoso y Generoso en el lugar de todas las criaturas impotentes desde las cuales él pide, de un Protector Todo Clemente para ser salvado del mal de los seres dañinos ante los cuales él tiembla.
Y él comienza con el Fatiha, es decir, en vez de elogiar y ser obligado a pecar, criaturas ansiosas, para que ellas no sean satisfechas, él alaba y ofrece alabanza al Señor de Todos los Mundos, Quién es Absolutamente Perfecto, Completamente Autosuficiente, el Más Clemente y Todo Generoso. Entonces progresa en la dirección:
Y ahora, él piensa que la fuerza Del Todo Glorioso, a Quien, como las plantas durmientes y animales, los soles escondidos y las estrellas sobrias son cada uno como un soldado subyugado a su orden, una lámpara, un siervo en esta pensión del mundo, y pronunciando:
[1] “…No amo lo que se desvanece” Corán, 6:76.
[2] “Sólo a Ti te adoramos…” Corán, 1:5
[3] “Sólo a Ti Te adoramos, sólo en Ti buscamos ayuda,” Corán, 1:5
[4] “Dirígenos por el Camino Recto” Corán, 1:6.