La Vigésimotercera Palabra | Capítulo Segundo | 12
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Así, si el humano se confía a su ego y hace de su vida mundana su objetivo, y trabaja para ciertos placeres temporales en su lucha por vivir, se agobiará en un espacio extremadamente limitado y después desaparecerá. Todos los miembros, sistemas y facultades dados al hombre atestiguarán contra él en la resurrección y traerán una petición en su contra.

Si él sabe que es un huésped y gasta el capital de su vida dentro del espacio de permiso de Un Generoso de Quien es huésped, trabajará en un espacio muy ancho para una vida eterna, y después respirará y descansará. Así, él puede llegar hasta la escala más alta. También todos las facultades y miembros y dados al hombre le atestiguarán favorablemente en el otro mundo.

 Ciertamente, todas las facultades maravillosas dadas al hombre no son para su vida mundana in-significante, sino para una vida eterna de gran significación. Porque si comparamos al hombre con los animales, veremos que el hombre es cien veces más rico que los animales. Pero él desciende cien grados más respecto a la forma de vivir mundana y animalmente.

Porque: En cada placer que recibe, hay una huella de mil dolores. Los dolores del pasado y miedos del futuro y el dolor de cada placer estropea su gozo. Y deja una huella en su placer.

Pero el animal no es así. Ellos reciben placeres sin dolores. Tienen gozo sin pena. Ni las penas del pasado les hacen sufrir, ni los miedos del futuro les angustian. Viven en paz, se tumban y ofrecen gracias a su Creador.

  Entonces, el hombre, que se creó con el valor de los modelos más excelentes si restringe su mente a esta vida mundana, descenderá cien veces por debajo de un animal como el gorrión aunque respecto a su capital el humano es cien veces superior a un animal. En otro lugar había explicado esta verdad por medio de una comparación. Es el momento de volver a explicarla.

Un hombre da diez piezas de oro a un esclavo suyo y le ordena “Hazte un traje de una tela particular”. A otro, le da mil piezas de oro con una nota escrita y la pone en  bolsillo de este sirviente y lo envía al mercado. El primer esclavo compra un traje excelente con las diez piezas de oro. El segundo, por descuido, viendo al primer esclavo, sin leer la nota que tiene en su bolsillo, da las mil piezas de oro a un tendero y pide un traje. El tendero deshonesto le da un traje de la peor calidad. Este irresponsable sirviente, se lo entregó a su señor y recibió una reprimenda y un castigo terrible. Así, el menos inteligente entenderá que las mil piezas de oro dadas al segundo sirviente no sólo eran para comprar un traje. Si no, para  negociar algo más importante.

Por tanto; cada órgano y facultad sutil del hombre ha crecido a un nivel cien veces más amplio que el de los animales. Por ejemplo: Considera las facultades y miembros como los ojos del hombre, los cuales pueden discernir todos los grados de la belleza y la sensación del gusto, que puede distinguir todas las variedades de sabores particulares de los alimentos, y su mente, que puede penetrar en los puntos más profundos de realidad, y su corazón que suspira por toda clase de perfección. Y después, considera los órganos extremadamente simples de los animales los cuales se han perfeccionado sólo uno o dos grados. Existe sólo esta diferencia que, en los animales, en una función especial a este animal -particularmente en este animal-  un miembro particular progresa más. Pero ese progreso es particular.

La riqueza del hombre respecto a sus faculta-des es por este secreto que; por  razón de la sabiduría y del pensamiento,  las sensaciones y los sentimientos del hombre se han desarrollado y extendido mucho. Y por la densidad de sus necesidades, se formaron una gran variedad de emociones. Y sus sensaciones son muy diversas. Y por la riqueza de su naturaleza, el resultado de tener el deseo de muchos objetos. Y

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